domingo, 15 de abril de 2012

UN HOMBRE SOLAMENTE

Título: HOMBRE SOLO
Autor: MINGOTE
Editorial: PLANETA
Páginas: 200
PVP: 23,50 €

La muerte de Mingote nos ha dejado a todos un poco huérfanos en esta España sin padres que nos estamos inventando. Fue un moderno cuando el país olía a rancio y un sensato cuando al fin se desgobernó; siempre una luminaria, un personalísimo, un genio a la española. Y nunca más que en Hombre solo, la obra maestra del madrileño nacido en Sitges en 1919, recién fallecido en la rara Madrid que nos ha quedado, don Ángel Antonio Julián Orson Dulce Nombre de María Mingote Barrachina, marqués de Daroca.
           Es un libro bárbaro, portentoso, excelente, el Hombre solo del que les hablo, un compendio de poesía en imágenes, una sorpresa continua que carece (casi) de palabras y lo deja a uno (del todo) boquiabierto. No exagera quien lo sitúa entre las cúspides del humor gráfico español, y hasta del humor a secas; contiene su propio universo, bello y consistente. Y por si a alguien le sirve la comparación, añadiré que lo de Mingote tiene más de Saul Steinberg que de Harvey Kurtzman, de modo que hay en sus páginas una cualidad intemporal y una engañosa y delectable sencillez.
           Reseño un volumen de Planeta, que es el que se encuentra en librerías, pero verán, ese yo no lo tengo, ni lo he leído. Sí tengo y he leído la preciosa edición de Hombre solo, en buen papel y bien impresa, que publicó Galaxia Gutenberg en 1998. Digo que lo tengo y he leído, aunque debería decir que lo atesoro y lo releo, que no es enteramente lo mismo. Tal vez ustedes ya lo conozcan, y si no han de saber que se trata de una suerte de obra en marcha, la compilación de tres libros en uno: Hombre solo (1970), Hombre atónito (1976) y Hombre perplejo, inconcluso e inédito este último durante décadas. En palabras de Mingote: “Los tres libros que he hecho sobre el mismo tema son, pues, el mismo libro (parece que todos hacemos a lo largo de la vida una sola cosa con diversos y no muy diferentes matices), por lo que he decido fundirlos (…) con el título del primero”.
           De modo que en Hombre solo se dan cita los tres libros antes dichos; también se aúnan aquí las distintas facetas del mejor Mingote: el dibujante, el escritor y el periodista están presentes en este “libro de dibujos de un hombre solamente, un hombre en soledad. Por lo que igual puede decirse solo que sólo. (…) Este de la soledad del hombre es, ya se ve, un tema que me atrae y me intriga. La soledad es, unas veces, un privilegio que no logramos alcanzar; otras, una pesadumbre de la que quisiéramos, con poco éxito, librarnos. Pero siempre, una circunstancia que el hombre sobrelleva, corrientemente, en radical torpeza”.
           Termino también con una cita –y aprovecho para aclarar que las he extraído todas del proemio de mi ejemplar de Hombre solo, titulado sencillamente “Explicación”–: “(de) entre mis ampulosamente llamadas obras, (Hombre solo) es la favorita. Lo que no significa que sea la mejor. Pero quién sabe de eso. De cualquier modo estos son los dibujos por los que, si alguien tiene la ocurrencia de ocuparse de ellos, prefiero ser juzgado. No es mucho, pero menos da una piedra”. Amén.


lunes, 19 de marzo de 2012

UN INTENSÍSIMO HAZ


Título: INFORME SOBRE CIEGOS
Autor: ALBERTO BRECCIA
Editorial: ASTIBERRI
Páginas: 64
PVP: 17 €

Decía el viejo Alberto Breccia (Montevideo, 1919-Buenos Aires, 1993) que su sueño dorado era adaptar a Borges a la historieta. Me lo confesó personalmente cuando lo conocí en 1992, meses antes de la publicación en España de su alucinante versión gráfica de Informe sobre ciegos, el célebre texto de Sabato incluido en la novela Sobre héroes y tumbas (1961). Yo, que por aquel entonces era joven e ignorante –ahora ya no soy joven, pero sigo igual de ignorante–, le pregunté que si la soñada adaptación del argentino sería libre o literal y el hombre enarcó la ceja y contestó seca y sencillamente que “sería un pecado modificar a Borges”. Curiosa paradoja: no modificar, modificando. ¿Aunque qué otra cosa es adaptar?
           Con Juan Sasturain al guion, Breccia utilizó a Borges como personaje en la farsa política Perramus y ambos trasladaron también a imágenes el relato “El fin”, de Ficciones, pero el dibujante uruguayo, argentino de adopción, ansiaba dedicarse en extenso al bonaerense, recrearse en aquel universo que tanto amaba, absorberlo desde dentro. Y es que la literatura, como afirmó en mil entrevistas, era una de las grandes pasiones de su vida. Y por ella sentía más apego, curiosamente, que por la propia historieta. “Jamás leí un cómic”, me dijo en aquella ocasión, “nunca, ni de niño. Leía los que me tocaba ilustrar a mí porque no tenía más remedio. Así que no me pregunte cómo está la situación de la historieta. No me interesa el cómic”.
           En la última etapa de la larga y espléndida carrera artística de Breccia, se sucedieron las adaptaciones de Poe, Lord Dunsany o Lovecraft, maestros del fantástico anglosajón, de la alegoría; y de los latinoamericanos, cronistas de un mundo en crisis, Quiroga, García Márquez, Carpentier, Guimaraes Rosa, Rulfo, entre otros. Ejercicios de variación que contradicen a todo aquel que considera que la supuesta pureza lingüística de un medio da frutos superiores a los del mestizaje, que existe tal cosa como un lenguaje propiamente historietístico y otro que lo es menos. Pocas veces encontrará el lector tebeos mejores que estos, que comenzaron no siendo tebeos, sino cuentos o fragmentos de novelas, y mantuvieron hasta el final la confusión de su naturaleza. No hay contradicción alguna. La palabra es fábrica y morada de la imagen.
Una y otra vez, supo el haz de Breccia iluminar significados ocultos en las diversas obras de partida, amplificar los más patentes, inventar otros nuevos, siempre con el amor del lector devoto que desea compartir sus lecturas con el mundo. Y quizá sea La gallina degollada la versión brecciana más celebrada, por la fuerza expresiva con que lee el maestro la historia de Horacio Quiroga, y Los mitos de Cthulhu la más exitosa, por reunir en un solo libro la visión de dos genios superlativos, pero seguramente sea Informe sobre ciegos la más meritoria del conjunto de traducciones gráficas, por la complejidad de llevar a imágenes las elucubraciones y obsesiones del Vidal Olmos de Sabato, y el delicado balance que se crea entre lo concreto y lo abstracto. La novela gráfica, joya que había permanecido demasiado tiempo lejos del alcance de los lectores y ahora nos trae en cuidada edición Astiberri, es un inquietante recuento de las tinieblas del alma humana, una meditación sobre el miedo a lo desconocido y un festival visual que logra dar forma a lo inasible. Toda una obra maestra, una de las muchas que nos legó Breccia.


lunes, 5 de marzo de 2012

LA DIVERSIÓN SIN LÍMITES

 Título: SARÁ SERVITO
Autor: LAURA Y FELIPE H. CAVA
Editorial: DE PONENT
Páginas: 80
PVP: 19 €

Hablar de Hernández Cava o de Laura es hablar de la gran historieta española, construida desde los alrededores de la Transición, al margen de modas y mercados, por francotiradores como ellos. Esa historieta a la que hago referencia nace de las ruinas de la poderosa producción nacional del franquismo, cargada de héroes serios y paródicos, los capitanes trueno y mortadelos, los cachorros y anacletos, que fueron casi todos barridos de la mesa por los vientos de la modernización, esto es, por la llegada en tropel de Estados Unidos, Europa y el mundo –léase Japón– a nuestra pequeña península. Y es así como se ha desarrollado el gran tebeo, con el público ausente, pero en busca de su propia audiencia: un lector exigente, inconformista y –no diré inteligente porque inteligentes somos todos– lúcido, avispado.
            Lo llamo gran tebeo y es en realidad plural, un microcosmos de nombres y obras, singulares unos y sobresalientes las otras. Véase por ejemplo este Sará Servito, “será servido”, de los citados Laura y Hernández Cava, editado por De Ponent. Tres líneas de fuga, tres indicadores –una dibujante, un escritor, una editorial– que señalan las rutas a aguas nuevas y no menos gozosas. Seguramente usted ya ha transitado por ellas y no necesita mi aviso, o igual no lo ha hecho aún y le queda todo eso que disfrutar. Sea como sea, he aquí está fabulosa novela gráfica, esta nueva luminaria, con la que les invito a deleitarse.
“Venecia se hunde” escribe Hernández Cava en la contraportada de Sará Servito –y quién mejor que el propio autor para resumir su obra–, “pero no por efecto de las aguas, que siguen haciendo su lenta y calculada labor de desgaste, sino por la decadencia y la corrupción en las que han entrado sus ciudadanos. Marina, la protagonista, es una mujer que pinta delicados paisajes de la Serenísima durante el día y que se convierte en cortesana durante la noche, en connivencia con Ugo, un gondolero que le proporciona los clientes. ¿Qué puede llevar a una muchacha, que ni estima ni necesita el dinero que recibe a cambio de esos servicios a prostituirse? ¿Por qué se autoimpone esa conducta como una forma de castigo, acompasándola al derrumbe de esa sociedad amoral, en la que todo, menos la libertad de pensamiento, parece permitido?”. Conforme avanza el argumento, Marina se ve forzada a matar a uno de sus clientes para salvar su vida y se desencadena un misterio que continúa con el asesinato de Ugo. Luego, la muerte del gondolero empuja a la protagonista a la búsqueda del asesino por una Venecia de máscaras infinitas, en las que nada, excepto la podredumbre, es lo que parece.
El tema del libro sobrepasa su argumento y, siguiendo a Cava, lo que tenemos aquí es la descripción de un mundo que agoniza, de una sociedad decadente, similar a la nuestra, fascinada con el relumbrón y el oropel, que se da al adictivo y embriagador placer de una pantomima interminable. Esto en lo que respecta a la anécdota, todo lo demás es el arte inmenso, hermosísimo, de Laura en estado de gracia, que da forma y vida, línea y color, a una Venecia de diversión sin límites, con sus calles corroídas, sus enmohecidos interiores y sus melancólicos habitantes. Como les decía, hablar de Laura o de Hernández Cava es hablar de la gran historieta española.